Ir al contenido principal

Entradas

Fénix

Me dije muchas cosas todo este tiempo. Me dije, o me dijeron.  En los pensamientos de la noche que en estos días revueltos interrumpen mi sueño, recuerdo y develo como epifanías los mensajes que ya he escuchado alguna vez desde que este viaje empezó. "Nada, repito, nada va a ser igual después de esto."  "Ya no volverás a ser la misma"  Sí que lo buscaba, de alguna forma. Que algo se rompiera, que algo explotara, que algo en definitiva, cambiara.  Que cambiara irremediable e imponentemente para obligarme a cambiar a mí. Que cambiara para no tener otra opción más que inventarme de nuevo. Morir, y nacer de nuevo. Vivir, y sentir que la vida se me está acabando, para buscar otra vida y entonces, volver a vivir.  Te fuiste, y te llevaste contigo, o me llevaste a mi... todas esas ganas de empezar de nuevo, porque cómo pretender que la vida sea la misma sin ti aquí. Cómo resignificar las paredes que habitaste, el suelo que pisaste, los paisajes que miraste. Es posible pero
Entradas recientes

Me distraigo

Me distraigo del dolor. Me distraigo del dolor, de las cosas que hay que hacer. Me distraigo de pensarte, de pensar en ti. En lo que no hice, lo que no dije, lo que no cambié, lo que no alcancé. Me distraigo de la culpa, del arrepentimiento. Me distraigo acá, de la distracción. Quisiera que cada recuerdo fuera uno feliz.  Pero a veces me distraigo sufriendo, pensando en tus ultimos momentos. En nuestros últimos momentos. En lo que te dije, en lo que sentí, en lo que pasó, en lo que vi, en lo que toqué, en lo que escuché y lo que me faltó escuchar de ti.  Me distraigo de entrar en el dolor porque me da miedo no poder salir. Me convenzo de la tranquilidad, de la belleza, de la paz que dejaste. Me convenzo de que estoy bien, de que estás bien.  De la alegría completa, no sé si me distraigo también o si de verdad estoy triste o deprimida. Algo no hace click del todo, no estoy bien del todo, no siento del todo, no respiro hondo, no escucho bien.  Te extraño, te extraño mucho.  Decirlo, pens

Que te vaya bien

Me estoy preguntando si he hecho mal en guardar mis vacaciones para después, para cuando no estés. Me dije a mi misma que seguramente necesitaría esos días para recuperarme de tu partida. Para recordarme que la vida sigue y que aunque ya no estés puedo ser feliz.  Me dije todo esto a mi misma, como si me lo estuvieras diciendo tú. De eso me convencí.  Ahora mismo me sentía avergonzada por pensarlo, por planearlo. Estás a mi lado. Estás viva, o tu cuerpo lo está, pero tu alma cada día está más en otro lugar. Sin embargo de repente abres los ojos y me dices "Tú no seas tan bobita", casi no te oigo así que te pido que me repitas, y me repites "Tú no seas tan bobita". Me río, me estremezco entendiendo que me escuchabas, en mis pensamientos, y entonces quisiste darme permiso, para seguir viviendo, para ser feliz, para hacer por mi lo que tú misma quisieras hacer, por mi y por ti.  Te dije que dejaras de leerme la mente, y tú simplemente respondiste "yo me voy"

Atravesar

Sentimientos revueltos, vida, muerte. Ser una y ahora sentirme como otra.  Qué soy exactamente? Si no eso que hago, que me hace.  Hace unos meses rebuscaba en ti las respuestas para todo lo que era y todo lo que me faltaba.  De repente ya no tengo objeción alguna.  De nuevo la perspectiva; la visión alejada de esa que fui hace tan solo una manotada de días.  De repente te quiero sin excusas, sin preguntas, sin exigencias. De repente te quiero sin dudarlo, porque tú no lo dudas. Tú no dudas en estar, simplemente estás, así me siento, por fin.  De repente mi abuelita tiene cáncer y todo lo malo que pueda existir en el mundo deja de importar. Mi cuerpo imperfecto, mi falta de motivación, tus formas, el desencuentro, la insatisfacción.  De repente no la llamo porque despedirme de ella siempre es difícil, y de repente me temo que algún día la voy a querer llamar, pero ella ya no va a estar, y entonces el miedo, mi inútil y efímero miedo no habrá servido para más que para arrepentirme despué

Señora Isabel

Señora Isabel. Isabel, es el nombre de una hermana de mi abuelita. Isabela era una de mis amigas más cercanas. Isabella son dos de mis primas.  La señora Isabel es mi abuelita, mi mamá, mi tía, mi hermana, mis amigas, y yo. La señora Isabel es una mujer que somos todas.  Ella tiene 50 años, pero parece tener los mismos dilemas que yo me encargo de enredar en mi cabeza. Tal vez ella no se parece a mi, pero yo me parezco a ella. No estudiamos, somos románticas de manera empedernida, amorosas, amamos y amamos, tratamos de entender, con amor. Finalmente nos hemos tenido que escoger a nosotras mismas.  Ella tiene razón, yo he tenido suerte. Las preguntas que se hace a sus 50 años, yo he tenido la oportunidad de hacérmelas desde muy joven. Saber quién soy, qué quiero, a dónde voy... son tanto un orgullo como un martirio. Mi mayor cualidad y mi mayor defecto. Ser tan consciente de mi existencia, que no quiero escapar de su ciclo. A veces me quiero morir, y a veces quiero vivir como nunca ante

Sun by hers

I come back to me. I've had to go far a couple of times to find you; and in there, to find me. In everything you do, in everything you say, in your infinite, understanding, compassionate love.  Close or far, you are. Everything we do without knowing, is being written in each others pages; as a prophesy, as a prayer, as a spell.  There is no need for words, at last. We're children, infants. We see our souls when we see each other. We laugh, in intimate honor for each others light. We are. Mickey, Mick, Baby: I didn't know how deep my corners were, until you reached to meet them all.  I didn't know how much you'd teach me. I always knew: I'd love you like my own blood.  Our children will be yours and mine; our hearts will pound, always, from the same womb that made us sisters. 

Sol a mente de ella

Vuelvo a mi. Me he tenido que ir lejos un par de veces para encontrarte y encontrarme allí. En todo lo que haces, en todo lo que dices, en tu amor infinito, comprensivo y compasivo. Lejos o cerca, estás. Todo lo que hacemos sin saberlo, está escribiéndose en las páginas de la otra, como una profesía, como una oración, como un hechizo.  No hacen falta las palabras, por fin. Somos niñas, infantes; al vernos, vemos nuestras almas. Reímos, en ínfimo honor por la luz de la otra. Somos.   Mickey, Mick, Baby: No sabía lo profundos que eran mis rincones hasta que quisiste conocerlos todos.  No sabía que me ibas a enseñar tanto. Siempre supe que te iba a querer como a mi sangre.  Nuestros hijos serán tuyos y míos, y nuestros corazones palpitarán siempre desde el mismo vientre que nos hizo hermanas.