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Mostrando entradas de julio, 2020

Felicidad

Mi niñita Me cambiaste el mundo para siempre. Dudé de mi tantas veces, y haberte conocido me hizo conocerme más. Te amé y te cuidé con todo lo que pude de mi. A veces te pienso con nostalgia, otras veces con alegría, otras con tristeza... porque sé que ya no me recuerdas tal vez. Sé que sabes que te amé y te amo, pero nunca sabrás todo lo que me diste sin saber. Pudiste ser mi "pudo ser". Me comprobaste lo que se puede hacer con amor. Me demostraste que sí puedo amar a ese nivel. Te extraño... de lejos y de cerca. Te tuve solo un año de mi vida, pero tú me tendrás por el resto de la tuya. Anhelo verte de nuevo algún día y poderte contar todo lo que me acompañaste a vivir. Me pregunto si me sueñas cuando te pienso. Si me estabas pensando todas las veces que te soñé. Habrá siempre noches y días dedicados a recordarte, y siempre también, habrá tiempo para imaginarte crecer de lejos. Fuiste el amarillo de mis momentos más oscuros, fuiste mi luz. Espero haber sido la tuya

Me fui para volver

Me fui... pensando que nunca volvería, pero al mismo tiempo pensando en que precisamente por pensar así, volvería, y así fue. Tenía 21 años cuando decidí irme a vivir a Múnich, Alemania como Au Pair. Llevaba años queriendo hacerlo pero mis planes allá no eran muy claros, inicialmente quise viajar por el mundo aprendiendo idiomas y cuidando niños, lo cual en  su momento de verdad me gustaba mucho, pero en mi imaginario de lo que tenía que hacer para lograr alcanzar eso, pensaba que necesitaba antes que nada: mucho dinero. Me concentré en trabajar y ahorrar para poder pagar una agencia que me guiara en el proceso y me contactara con quienes serían me familia de acogida. Hacer eso me tomó más tiempo del que esperaba y cuando por fin logré pagar una agencia, me estafaron; pagué al rededor de 1200 dólares para hacer todo el proceso, el cual incluía cursos de alemán básico para pasar el examen que se necesita para la visa, todo para que después de 6 meses dijeran que mi contrato se había v

Sueños del día en la noche

En lo común de quienes somos nos encontramos, el uno en el otro. Difícil decir que nuestro ego no ha jugado el juego de hacernos sentir atraídos. Anoche soñé que no me conocías y ahí estabas, y me molestaba que estuvieras, porque lo que creías conocer de mi era lo que ya sabías de ti. Me hiciste a tu forma y en tus formas omitiste las formas de ser mías. Nos reconocimos, el uno en el otro. Y cuando nos vimos allí plasmados nos gustamos, porque sabemos que no somos gente mala. Porque buscamos el bien, y estamos cuando nos necesitan. Sentimos con pasión. Lloramos con fuerza. Dormimos profundo. Gritamos con ira. Amamos sin pensar. Me temo lo que me temí desde el principio, solo que esta vez más real. Me temo haberte herido con mis palabras, o peor aún con mi sentir, y haberte alejado solo porque no puedo ser otra, más que la que soy. En mi sueño sentía una tristeza profunda, y de repente ese vacío de no querer hacer nada me invade. Te vas, me duele, y de repente creo que te quiero.

El tercer desencantamiento

La evolución, el capitalismo y el ego. Yo diría que hay un cuarto: el feminismo. Pero ese no es el tema. Recuerdo una charla con una chica de Filosofía. Me dijo que la filosofía solo quiere conquistar, irrumpir, destruir a las ideas contrincantes. La ciencia de la sabiduría parece no ser muy auto reflexiva, o más bien muy ética. Parece no querer coexistir con nadie, siempre el origen, siempre la ciencia pura, siempre la madre o el padre. Siempre los hombres detrás de las ideas que interpretan, explican o comprenden. Ahora que lo veo así, podría decir que no hay mucha diferencia entre evolución, capitalismo y ego. Todas acumulan, todas se aferran sin saber que se adaptan, todas luchando por coexistir con los otros pedazos de versión de humanidad, o de humanidad en conjunto. El ego podría ser la acumulación de experiencias, de memorias, de historia. Una evolución que enfocada en teoría de la acumulación reproduce a un ser humano que aferrado a su pasado se justifica en su present

Epistemología del amor

"Los sobrenombres tiernos, Que serían cursis, De no ser por esto que sentimos"                                                                                                 " Cuando sales por la puerta Pienso que no vuelves nunca Y si no te agarro fuerte Siento que será mi culpa" " Ojalá que me despierte y no busque razones Ojalá que empezara de cero Y poderle decir que he pasado la vida Sin saber que la espero, no" La falta es el deseo, donde hay deseo hay falta. No estás y quiero que estés. Y de repente cuando estás ya no me haces falta.  Quise contarte que hoy escuché la voz de mi papá y no la reconocí. Pero se me fueron las frases y el tiempo, y también el pesar. Soy todo lo que niego ser, y todo lo que acepto también. No quiero ser víctima pero quiero que mi historia sea siempre peor que la tuya, porque así soy yo, protagonista, dramática, psicoide, enteramente incompleta o completamente vacía. Y exagero aún cuando digo tod

Un día de sol en la mañana y en la tarde con lluvia al mediodía.

A veces me preguntan por qué escribo corto. A veces me lo pregunto yo también. No sé... Se me viene a la mente la expresión "de momento". De momento soy de momentos. De momento no me gusta escribir de largo porque mis historias son más bien cortas. O tal vez lo son los sentimientos. O tal vez me quedo corta en describir lo que siento en las palabras. Tal vez es más bien mi inconsistencia. Isa dice que para que un cambio se note faltan 6 meses de hábito. Yo lo único que he hecho por más de 6 meses es tal vez respirar, hasta ahora. El amor no me dura, la emoción se me va... tal vez lo único que me ha durado es la ira, era mi razón y mi sustento, pero hasta ella ya se fue, y bueno, qué bueno. Llevo casi un año sintiéndome plena, de la vida, del amor a mi misma, de la paz. Quién sabe cuánto me dure. Tal vez soy corta. Corta de estatura, corta de palabras, corta de ganas a veces. Tal vez viviré poco, tal vez en mi "falta de", más bien viva bastante... porque
La muerte del ego: el éxtasis Se muere cuando no hay nada para significar porque el ser humano es ser hablante.  Mirar a los ojos de unas pupilas completamente dilatadas, dilucida en el suspenso del placer, la muerte inequiparable de no poder hacer nada más que sentir. No hay palabras. Cuando no hay palabras no se existe. Se existe tal vez, en un grito, en una espalda arqueada, en los pies encogidos, las piernas temblorosas, la lágrima que brota de uno de los lagrimales, tal vez, solo, si se decide también, morir.  Cuando se olvida uno de su propia existencia, se permite volver al presente momento del sentir. Se siente, y en el sentir se recuerda el momento mismo en el que se nació, también en desespero por el aire, también en la desnudez, también en la falta de palabra y en el grito ahogado que expresa la falta de muerte: la vida.  Sin contrariedad, son la vida y la muerte sinónimos reclusos del miedo impuesto por la moralidad.  El deseo de vivir, el momento siguien