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Mostrando entradas de abril, 2022

Canción para la muerte constante

Buscar raices, sanar cicatrices. Dejar al viento despertar. Buscar encuentros, sacar los miedos, Querer querer y acompañar. Alzar la cara, pedir perdón Decir de nada, decir adiós. Sentir que pasa, y que nada pasa, Sentir que duele, pero no mata, Sentir oleadas de escozor. Piel que se eriza, Piel cicatriza, Piel que no entiende por qué le duele. Vienen y van, Vienen y van, Vienen las olas y no se van, Vienen y ahogan,  Y ahogan y  botan, Por más que yo vuelva,  Ellas me devuelven. x2 Y aquí me quedo, Y aquí me duermo, Entre dormida y entre nunca estar. Entre las olas, Entré a las olas, Nunca salí, Y aquí seguí.

Saudade

 Casi te moriste. Casi te moriste y casi me matas. Mirar atrás no es una opcion. Ya no. Algo se desprendió y tanto la idea de dejarte ir como de dejarme quedarme se acomodan en mi psique. De repente los sueños suceden acá, en estas calles, con esta música, con el sol interminable. Si fuera el diablo quien tentara mi futuro entre mis sueños, sabe exactamente lo que quiero. Sol. El futuro es amarillo. Me veo y aún entre situaciones confusas o partes extrañas la luz me envuelve, y eso significa que todo va a estar bien.  Mirar atrás ya no es una opción. El cuello no me da, los recuerdos se han ido asentado. Y es que sí, amo, extraño. A mi mamá, a mi hermana, a Isis, a Sergi, a Mari, a mi Tita, a mi Goyito, y a mis gatos. Nada más.  No extraño la amenaza constante de encontrarme con Juanita e Isabela, o con Miguel, o con Clemencia. No extraño el polvo, el ruido, la calle. No extraño lo irrisorio de tantos personajes. No extraño la pobreza, la indignidad, la indignación, la angustia, el mie