Escribo en el borrador que empecé cuando trataba de anticipar qué sentiría. Buen viento y buena mar, buen viento y buena mar. Por fin pude recordar el amor, el odio se va y solo queda entonces el amor, porque no podemos odiar a quien no hemos amado. Escucho y sano, y mi corazón late y la sonrisa afloja, y las mariposas vuelan, fuera y dentro de mi. Nacen, vuelan y se van. Y en ese adiós largo que nos debíamos, vuela el amor con paz. Vuela el amor a lo que hubo, vuela el amor sin más. Ya no somos, pero nunca dejaremos de ser. A lo que hubo: buen viento y buena mar, a lo que vendrá para cada quién, también.