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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Sin punto final

Cinco y tanto a eme. Ojalá el amanecer de hoy esté tan lindo como el de ayer. No quiero la duda. Me paro con afán, me cambio el pantalón, me pongo otras medias porque las que tenía se enredaron entre las cobijas y no tengo tiempo para buscarlas y encontrarlas. Me paro con afán, me pongo el tapabocas, me pongo los zapatos, abro la puerta con cuidadito, tomo las llaves y cierro la puerta con la llave adentro para no despertarlas al salir. Bajo las infinitas pero cortas escaleras, salgo de la torre y veo el suelo mojado, encharcado de la lluvia de ayer. Camino con afán, veo de reojo al grupito de gente afuera de la otra torre, uno de ellos me mira, tal vez por el afán, tal vez por el cabello suelto que no cuadra con la pinta de hacer ejercicio, tal vez porque qué raro que "Yo aquí llegando y ella saliendo, a esta hora, con estos tiempos y con este frío"-habrá podido pensar. Los sobrepaso y sobrepaso los pensamientos sobre lo que puedan pensar. Las ganas de llorar me invaden, oja
Vete. Aléjate de mis alas que te cortan. Vete. Vuela lejos de mi libertad que te encierra, que no te deja ser.  Vuela lejos de todo lo que digo, porque nada de lo que digo te hace bien. Sufre. Porque soy difícil de olvidar. Porque te dije muchas cosas que eran reales. Porque quise que todo fuera cierto.  Soy como un cuerpo espín.  Te quiero con ternura a la distancia, y en el calor de los días te voy a acompañar. Pero si te da frío y te acercas demasiado, me será inevitable lastimarte con mis púas. Me será inevitable dañarte. No sé como no hacerte daño si te acercas demasiado. Perdón. Huye, vete, vuela. La vida es una, y no soy nada de lo que realmente quieres, además de lo que crees querer.

Gone

Te fuiste Hace rato que te fuiste pero no te has dado cuenta. Ya casi ni siquiera te puedo ver a los ojos, tampoco lo haces tú. Ya no sabes de mi y ya no se de ti. Extrañas la una de la otra. Las sonrisas podrían ser las mismas sonrisas que botamos por la calle con amabilidad. Podrías ser mi próxima nueva amiguita de colectivo, de causa, de estilos. Podría acabar de conocerte y decir que me caes muy bien. Ya sé que me caes muy bien. Ya no sé qué tan bien te caigo. Hoy dijiste la palabra "duelo" y ahí encontré irónica y satíricamente la respuesta. Cargo tu duelo. Te he visto morir los últimos años en vida. Quise ser muchas cosas para ti, hice mal. Nunca debí ser nada, nada que tú no quisieras. Eres la misma que conozco, pero ya no sé quién eres. Ya hoy en día tampoco sé si me interese. Ya ha pasado el tiempo y quisiera devolverlo para darme cuenta exactamente en qué momento vinimos a dar a este laberinto a ciegas en el que encontrarnos es una pura coincidencia. Me molestan tus

Que arda

Que arda, que todo arda: Que ardan el miedo y la injusticia, Que viene la valentía. Que ardan las montañas con el atardecer encendido, Que trae la marcha y demanda justicia. Que arda la autoridad sobria, Que su borrachera de poder sobra. Que ardan los cuerpos que ya no viven, Que retornen a la tierra que les dio vida. Que ardan los que nunca han ardido por dentro de rabia, Que ardan, que se quemen, que se queden solos. Que ardan los que caminan por el mundo sin cuestionar, Que ardan, que se quemen. Que ardan los que queman a su gente, QUE ARDAN. Que se nuble de llamas el cielo, Que arda con las calles convertidas en infierno. Que ardan los dolores del pasado, Que ardan los que lo han trucado. Que ardan los ríos y los mares, Y la sangre y la saliva. Que arda toda enfurecida, Que arda hasta las cenizas. Que arda hasta arder al fuego, Que no quede nada. Que no quede nadie. Que el juego inventado, Muera envenenado. Que el fuego pintado, Acabe su legado.

Septiembre cinco de otro año: Ma.

El sol brillaba intenso. Las hojas de los arboles meneándose al ritmo del viento; verdes, grandes, pequeñas, vivas e inertes. El mundo se ve gigante desde aquí. Mis manos están calientes, no recuerdo muy bien qué hice ayer, o antier, tampoco sé muy bien quién soy. En mi recuerdo sé que tú eres mi mamá. Me miras contenta, me besas, sonríes con tus ojos eternamente soñadores y tu boca callada. Me llevas a tu paso y por eso cuasi corro y cuasi salto. Llegamos con rapidez a la casa, como siempre el sol cayendo precisamente sobre el techo de la iglesia. Paramos un momento a observar la tarde caer. Te pregunto por qué hay carros afuera y dices que adentro se lleva a cabo una fiesta, y yo digo de quién, y tú me dices que tuya, porque es tu cumpleaños, y yo me río y me pregunto y te pregunto que qué es un cumpleaños. Tú me dices qué es y yo de todos modos no entiendo muy bien, pero sé que significa que habrá ponqué. ¡Y qué rico mami! Me emociono por ver quienes están adentro y al llegar, con m