Silencio.
La ilusión dispara.
Escucha.
El aire que viene de tus miedos te acalla.
Te acurrucas en deseos ocultos. Mides, piensas, piensas y sobre-piensas.
Preguntas. Ansiedad. Paranoia.
¿Será? ¿Y si...? ¿Cuándo?
Siente.
Esculca ese pasado que quieres olvidar. El que ocultas, el que callas. Encuentra el deseo y la ansiedad. De no ser suficiente, de que se vayan, de no valer la pena. Sufres profundamente en el momento que lo sientes, pero de quien más esperabas ya eres libre, de ahí en adelante nada te ha podido destruir.
No confías del todo, nunca. Aunque a veces crees que si, las preguntas y las dudas no se van.
Sientes una cosa y quisieras encerrarla en las palabras, para que exista, para que sea real, para que no sea solo el pensamiento de todo lo que vives con respecto a él, a ellos, a su aprobación y su deseo de ti. Que bastes, que te justifiques en tu existencia.
Deja de olvidar. Enfrenta. Él es parte de ti, está y te da en medida de lo que puede. Existe aunque te duela, y aunque no quieras, y aunque no sientas, porque ya no sientes o eso crees.
Revive para poder vivir.
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