La muerte.
Viene y va.
Llegas un día a tu casa y te mira a la cara en los ojos de un muerto.
No respira,
Su cuerpo cubierto con una tela azul señala a la vida que dejó el cuerpo.
Me dice al oído: hoy fue él, mañana ¿Quién?
Veo sus botas pantaneras,
Me pregunto que hacía,
La bondad me dice que tal vez era un obrero, o un campesino, o simplemente una persona cualquiera que no se levantó pensando en que hoy iba a morir.
Ya no está. Ya se llevaron su cuerpo. Ya no hay rastros en la calle. No sé cuanto tiempo se queda la sangre diciendo que allí alguien murió.
Él ya no está. Las memorias se empiezan a sentir lejanas y aunque no esté muerto así se siente. Estuvo, por un breve rato de la vida. Más habré tardado en extrañarlo que en haberlo tenido a mi lado.
Ya no está,
no se murió.
Hace rato que no estaba.
Hace rato que quería morir de mi.
Comentarios
Publicar un comentario