Aguacero e' mayo, todo te lo llevas.
Aguacero e' mayo, todo te lo llevas.
Dejé tu regalo en la portería de tu casa.
Tan cerca, tan cerca de ti. El parque queda justo al frente, la emoción forzada. El día está gris y pronto va a llover. Isis piensa en Miguel y yo pienso en tí.
Nos montamos en las sillas voladoras. Vemos toda la ciudad desde allí. Nos reímos de los nervios, gritamos. Puedo ver tu casa desde aquella altura. Yo estoy aquí arriba y tú? -Tú le tienes miedo a las alturas.
Imagino qué haces. Si de pronto te animases a responder y decirme para vernos. Es la mayor pero la más utópica de las esperanzas. Todo se siente irreal ahora mismo. Si pudiera volar, volaría hacia tí, lo haría todo por tí. Absorbería tu tristeza porque yo ya sé lidiar con ella, te haría la comida que te gusta. Veríamos muñequitos en la tele, te vería jugar al play mientras me leo un libro o me duermo un rato en tus piernas.
Qué importa, nada importa -solo quiero estar contigo para amarte.
Qué importa, sí importa -¿Cómo pudiste dejar que te amara sin amarme? ¿Cómo pudiste dejarme creer que acá seguías a pesar de todo?
Te creí parce, te creí hasta el final.
30 de mayo, era tu cumpleaños. Al siguiente fin de semana ya te había dicho que no podía más. Isis ya te había visto con tus amigos por la 45, normal, siendo tú. Nada parecido a lo que fuiste para mí. Cobarde. Ni siquiera fuiste capaz de evitarme el dolor.
La lluvia pega contra nuestras caras allá arriba. Abrir los ojos duele, las gotas cortan el agua en la retina. Y así es, abrir los ojos duele.
Aguacero e' mayo, todo te lo llevas.
-Llévatelo a él también.
Comentarios
Publicar un comentario