Te quiero y eso nunca va a cambiar.
Sí, llevamos ya tiempo alejadas, tal vez contrariadas, seguramente confundidas. Aún hoy, después de todo lo que ha pasado, me reitero en el romanticismo de decir que eres tal vez la persona que más me ha enseñado de amor. No sabía como querer y tú me mostraste formas de estar que no sabía que eran posibles.
Me quedo con todo, ojalá que tú también. Me ha dolido no poder escucharte, no poder estar para tí y tampoco poder hablarte desde mi sentir. Me dolió mucho que dijeras que aproveché todo para alejarme de una vez, como si estuviera cambiando de champú, o de ropa. No ha sido nada fácil. Esa frase me retumba en la mente y en el corazón y solo me pregunto ¿Y nuestros planes, qué? ¿Y el mundo que imaginamos, qué? ¿Y todo lo que fue, qué? ¿De verdad crees que te quería tan poquito como para irme así, sin más?
Me dolió mucho que lo único que recibí de ti fue el dinero que nunca me importó. Como si eso fuera a cerrar las cosas. Como si los sentimientos y los momentos y todo lo que sí hubo no importasen nada. No quisiste leerme, ni responderme, ni escucharme todas las veces que te pedí que hablaramos. Nunca hubo un buen momento. Como pude lidié con el malestar que sentía, y con el tiempo logré dejarlo ir, y entender que tanto tú como yo, ibamos poco a poco siendo personas distintas, que en medio de ser tan cercanas, ya no nos conocíamos tanto, y que aún así el amor estaba ahí, persistía en querer estar la una para la otra, en apoyarnos a través de los momentos difíciles y escucharnos en la tristeza del pasado y del presente y en la ansiedad del futuro también. Nunca quisiste escuchar las disculpas que quise darte por haber sido grosera contigo en medio de pensar que te estaba protegiendo. Pude entender que se me dieron y asumí responsabilidades que nunca debí tener, que pasé límites que nunca debieron borrarse y que en lo que creí que era profunda confianza mutua, abusé de opinar con irreponsabilidad y herir tus sentimientos de formas silenciosas y pasivas. Fui tu cuidadora muchas veces, más que tu amiga, y eso nunca debió ser. Nunca debí asumir que necesitabas mi ayuda sin que me la pidieras. Nunca debí mirarte mal o tratar de controlarte cuando te expresabas como querías en lo que ibas cambiando, que me costó tiempo entender, tal vez nunca lo hice. En realidad nunca tuve que entender nada Juanis, no era necesario entenderte toda para quererte como eres y saber que quería que nos acompañaramos en la vida como lo habíamos hecho todo este tiempo, sin que todo estuviera perfecto siempre, pero estando ahí. Para mi eso era y en realidad sigue siendo una certeza. Sigo queriendo estar en tu vida y que estés en la mía. Sigo sintiendo el dolor de toda esta situación de la que en realidad tal vez es mejor no hablar a menos que sea en persona para poder explicarlo todo, aunque tal vez eso no vaya a cambiar la realidad o el resultado de nada. Sigo queriendo que me escuches a pesar que eres tú quien ha decidido no hacerlo. Sigo estando aquí, nunca me he ido.
Siempre te querré Juani. Te deseo que siempre puedas ser libre y feliz.
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