Escribo y borro, y oculta de lo que quiero decir me escondo bajo mi capa de felicidad, de invisibilidad. La felicidad absorbe todo aquello que no es ella. Debería estar feliz porque me va bien en el trabajo y en la universidad, porque mi ego crece y se alimenta del fracaso ajeno. Porque tengo que fingir que me esfuerzo para hacer las cosas, solo para que las otras personas no se sientan mal. Soy buena, lo sé, pero no soy nada. Nada más allá. Estoy tan perfectamente pulida en mi cinismo que me cuesta aceptar haber amado tal vez sin razones, o creer que las razones no importan ni para las personas razonables y cultas como las de la estirpe de la que me jacto solo en mi individualidad. Siempre en equilibrio, ni muy buena, ni muy mala. Siempre con los pies en la tierra. Sueño pero vivo en el mundo material de las ideas plausibles. No me ha importado el tiempo que ha pasado ni la vida que he vivido, pero siempre me justifico cuando explico porqué esa yo, ésta yo tan brillante y profunda no ...