Ir al contenido principal

Epistemología del amor

"Los sobrenombres tiernos,
Que serían cursis,
De no ser por esto que sentimos"


                                                                                                "Cuando sales por la puerta
Pienso que no vuelves nunca
Y si no te agarro fuerte
Siento que será mi culpa"


"Ojalá que me despierte y no busque razones
Ojalá que empezara de cero
Y poderle decir que he pasado la vida
Sin saber que la espero, no"


La falta es el deseo, donde hay deseo hay falta.

No estás y quiero que estés. Y de repente cuando estás ya no me haces falta. 

Quise contarte que hoy escuché la voz de mi papá y no la reconocí. Pero se me fueron las frases y el tiempo, y también el pesar. Soy todo lo que niego ser, y todo lo que acepto también. No quiero ser víctima pero quiero que mi historia sea siempre peor que la tuya, porque así soy yo, protagonista, dramática, psicoide, enteramente incompleta o completamente vacía. Y exagero aún cuando digo todo eso, porque la verdad es que me siento feliz. Soy feliz en la medida de lo promedio, y qué cansancio, que ya me convertí en la versión encajada de mi misma que dice que "yo soy así" y que no sabe vivir con nadie más como la gente normal, que dice que ama estar sola pero a veces le aterra estar sola. Y bueno... el amor empieza, tal vez, cuando se teme por lo que diga el otro. 
El amor a la sociedad, el amor a la familia, a los amigos, a ti. A ti a quien me aterra dejar entrar y sufrir, porque no eres nada de lo que conozco, no me imagino el final, no sé para donde vas ni de cuántas maneras me vas a aburrir o a arruinar. Y qué miedo. Y qué lindo desconfiar en medio del miedo de querer confiar. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Me fui para volver

Me fui... pensando que nunca volvería, pero al mismo tiempo pensando en que precisamente por pensar así, volvería, y así fue. Tenía 21 años cuando decidí irme a vivir a Múnich, Alemania como Au Pair. Llevaba años queriendo hacerlo pero mis planes allá no eran muy claros, inicialmente quise viajar por el mundo aprendiendo idiomas y cuidando niños, lo cual en  su momento de verdad me gustaba mucho, pero en mi imaginario de lo que tenía que hacer para lograr alcanzar eso, pensaba que necesitaba antes que nada: mucho dinero. Me concentré en trabajar y ahorrar para poder pagar una agencia que me guiara en el proceso y me contactara con quienes serían me familia de acogida. Hacer eso me tomó más tiempo del que esperaba y cuando por fin logré pagar una agencia, me estafaron; pagué al rededor de 1200 dólares para hacer todo el proceso, el cual incluía cursos de alemán básico para pasar el examen que se necesita para la visa, todo para que después de 6 meses dijeran que mi contrato se hab...

Los otros

Iba de camino para el centro. Por primera vez en cinco meses me acercaba a aquella zona ajena a mi comodidad que he de decir que no es mi zona, nunca lo ha sido. No he tenido que estudiar por allí, ni hacer vueltas por ahí, y tal vez la única cosa que me ha traído gustosa a visitarla, es ir a la cinemateca a ver películas; a veces sola, a veces acompañada, pero siempre con un pedazo de vacío en el estómago después de terminar la realidad corta que he acabado de vivir... el mundo que nunca fue. Mis amigas y mi hermana estudiaban allá, inclusive cuando era mi cumpleaños me iba allí a verlas celebrarme... siempre incómoda, siempre intranquila. El centro es un lugar mágico para muchas personas, y yo no lo puedo negar, pero su magia surte los efectos de una magia más bien negra sobre mi. Los pasados que solo recuerdan los lugares, las pisadas eternas que invocan el hedor de la muerte, que muestran en la belleza de las casas que así como todo empezó algún día en algún chorro de Quevedo, así ...

Venceremos

Me siento inmune, lo soy. Al virus, al sufrimiento, al paro.  No paro de pensar en él. Es tal vez de las pocas cosas para las que no estoy dormida, inocua, débil.  Me sobran las ganas de estar con él, de saber de él, de verlo bien. Feliz, chistoso, seguro, él. Él, que a 5 horas de conocernos me dijo que no sabía porqué, pero de repente quería verme mucho, y tal vez que ya nunca me fuera de su lado. Él que aún cuando intento escribir con ira sobre todas las otras cosas que suceden además de él, siempre es la primera o la última frase, cualquiera de las dos de vital importancia. Me siento dormida, llevada, traída.  Hoy estaba en la marcha feminista. Una niña de 17 años se suicidó luego de haber sido violada por 4 policías en una estación. Ni siquiera eso me duele. No me duele porque sé que seguramente eso fue lo mejor que pudo hacer. Porque sé que estar allí es vivir una película de terror eterna. Nunca se borra. A veces la pasas más rápido, a veces más lento. A veces duele...