Perdona que las cosas siempre traten sobre mí.
"Me hieres lentamente con pretextos de tu inspiración.
Abres a mi los labios, mientras piensas en lo que no soy.
Me haces tender las trampas y tu caes con resignación." -Perro manso
Esto es lo que dirías si tuvieras un poquito de simpatía por mí. Si fueras consciente de como se me acelera todo cuando apareces de repente. Es que no sabes que era una niña cuando te conocí. No imaginas todas las cosas que pensé, no te preocupes, ya no las pienso. Mentira. Las pienso. Sé que son las fantasías, sé que eres un fantasma. Sé que tal vez el tiempo es lo único que puede ameritar que te quiera. Al mismo tiempo no. Me pides que te abrace y te abrazo. Me pides que vaya y voy. En mi mente voy, a donde estés y te abrazo, y te beso, y te siento, y creo en todo lo que dices con tu silencio, y tal vez eso es parte de la fantasía, o de la poesía. Tal vez el error ha sido construirnos entre versos, entre formas que deforman todo lo que creemos saber el uno del otro. Tú me dices que me quieres y te quiero creer, pero no te creo. No te creo porque si esto fuera una película tu estarías a mi lado en cada momento difícil con el que me he topado, y me habrías abrazado en vez de venir cada 3 años para hacerme el amor y dejarme el puñal con el que escribes nuestros versos de falso amor enterrado entre el pecho y la mano con la que me ahogas mientras me penetras. Con tu mirada dices todo y dices nada, dices que me querrías pero que no me quieres. Dices que te abstienes de sentirme porque es difícil no sentirme. Te pido que me dejes sola porque me haces daño, pero vuelves como un ave herida a pedirme que te cure por un rato las alas, aún cuando tú no quieres volar conmigo. Te odio, tanto como creo que te quiero, tanto como que quisiera decir te amo, pero solo porque el tiempo lo amerita, porque no eres nada de lo que imagino y probablemente yo no soy lo que imaginas si es que imaginaras que soy de uno u otro modo. Contigo no soy nada, literal nada. No sé quién soy, no sé qué mostrarte de mi. No sé que decirte. No sé si mostrarte la que soy, en verdad. No sé si contarte de mi vida. No sé.
No te preocupes, que las lágrimas son más de desespero que otra cosa. No espero nada de ti y por eso me alejo, pero tú me quieres cerca y no sé ni para qué. No te preocupes, que las lágrimas que lloro cuando siento la sentencia de tus brazos que abrazándome me aplastan, serán tan momentáneas como el azar de nuestra historia. Vienen, van, pero nunca se quedan.
Libérame. Olvídame. Déjame ir.
"Me hieres lentamente con pretextos de tu inspiración.
Abres a mi los labios, mientras piensas en lo que no soy.
Me haces tender las trampas y tu caes con resignación." -Perro manso
Esto es lo que dirías si tuvieras un poquito de simpatía por mí. Si fueras consciente de como se me acelera todo cuando apareces de repente. Es que no sabes que era una niña cuando te conocí. No imaginas todas las cosas que pensé, no te preocupes, ya no las pienso. Mentira. Las pienso. Sé que son las fantasías, sé que eres un fantasma. Sé que tal vez el tiempo es lo único que puede ameritar que te quiera. Al mismo tiempo no. Me pides que te abrace y te abrazo. Me pides que vaya y voy. En mi mente voy, a donde estés y te abrazo, y te beso, y te siento, y creo en todo lo que dices con tu silencio, y tal vez eso es parte de la fantasía, o de la poesía. Tal vez el error ha sido construirnos entre versos, entre formas que deforman todo lo que creemos saber el uno del otro. Tú me dices que me quieres y te quiero creer, pero no te creo. No te creo porque si esto fuera una película tu estarías a mi lado en cada momento difícil con el que me he topado, y me habrías abrazado en vez de venir cada 3 años para hacerme el amor y dejarme el puñal con el que escribes nuestros versos de falso amor enterrado entre el pecho y la mano con la que me ahogas mientras me penetras. Con tu mirada dices todo y dices nada, dices que me querrías pero que no me quieres. Dices que te abstienes de sentirme porque es difícil no sentirme. Te pido que me dejes sola porque me haces daño, pero vuelves como un ave herida a pedirme que te cure por un rato las alas, aún cuando tú no quieres volar conmigo. Te odio, tanto como creo que te quiero, tanto como que quisiera decir te amo, pero solo porque el tiempo lo amerita, porque no eres nada de lo que imagino y probablemente yo no soy lo que imaginas si es que imaginaras que soy de uno u otro modo. Contigo no soy nada, literal nada. No sé quién soy, no sé qué mostrarte de mi. No sé que decirte. No sé si mostrarte la que soy, en verdad. No sé si contarte de mi vida. No sé.
No te preocupes, que las lágrimas son más de desespero que otra cosa. No espero nada de ti y por eso me alejo, pero tú me quieres cerca y no sé ni para qué. No te preocupes, que las lágrimas que lloro cuando siento la sentencia de tus brazos que abrazándome me aplastan, serán tan momentáneas como el azar de nuestra historia. Vienen, van, pero nunca se quedan.
Libérame. Olvídame. Déjame ir.
Comentarios
Publicar un comentario