Ir al contenido principal

Los recursos metafóricos del alma en el cuerpo

I'm hyperflexible. 

I'm hyperflexible in the whole sense of it. 

It seemed normal as a child, to be able to reach narrow places, to bend forward, backward and up and down all the time, everywhere, to twist and stretch and fold without break or breaking. 

My joints didn't seem to mind me putting them under such stress. My soul apparently did. 

It wasn't until I broke, that my body started aching, creaking.  

Me rompí la pierna en conmemoración al día que dije no querer que mi papá fuera más mi papá. 

Mis huesos volvieron a pegarse entre sí, pero mi cuerpo nunca volvió a ser el mismo. 

De ahí en adelante me convertí en una voz encerrada en un cuerpo que gritaba a través de sus esquinas. Mi voz cambió, mis colores cambiaron. Dejé de querer ser una niña porque ya no me sentía como una. El presente pasaba mientras yo miraba para atrás, preguntándome qué habría adelante, como quien core hacia adelante mirando para atrás, corriendo el riesgo de caerse. 

El cartílago que une mis huesos entre sí continuaba flexible, no sin dejarme saber que no estaba de acuerdo. Mantuvo a mis huesos intactos mientras le escuchaba romperse hilo por hilo a través de mi piel. Mientras los dolores en puntos diferentes me colmaron de una oscuridad y fortaleza tercos. Sobreviví. 

No solo a quienes perdoné lo imperdonable. Lo pequeño, lo grande, lo molesto. 

Mi silencio nunca fue mudo, ni sordo. Encontró lugares en mi cuerpo para llorar y gritar. Encontró caminos en mi estómago para avisarme lo enferma que estaba, lo cansada, lo dignamente furiosa, lo profundamente triste, lo irremediablemente sola y chiquita que me estaba haciendo. 

Mis articulaciones laxas, luxaban. Se extendían más allá de sus capacidades para permitirle a la compasión y la solidaridad cubrir con dolor la pena de ser una niña sin espacio. 

Me hice flexible y callada, invisible, quieta, monótona. Me hice infeliz para hacer al resto feliz. Me encerré para no molestar. Me escondí para no mostrar. Lloré en las noches en silencio para que mis ojos estuvieran bien al otro día. Apreté mi mandíbula con ira y tristeza, una y otra vez. En cada decepción, en cada miedo, en cada incertidumbre, en cada humillación. Nunca me fui. Me quedé encerrada haciendo un mundo propio dentro del mundo en el que sentía que no había espacio para mi. 

Nada en exceso es bueno. Mi cuerpo me decía el mensaje que mi alma rogaba escuchara. 

"Siento que me voy a romper"

Por lo menos lloraba, no dejaba que nadie me oyera, pero lo hacía. Por lo menos las lágrimas salían, y con ellas explotaba algo del fuego que me incendiaba por dentro, que ardía en mi hombro, mi rodilla, mi cadera, mis pies, mis maxilares, mi muñeca, mi espalda. 

Mi voz es un volcán dormido que espera por el día en el que su erupción libere consigo la fuerza contenida que se ha enfocado en construir en vez de destruir, en hervir el agua a su alrededor sin evaporarla, para poder hacer siembra y no ceniza. 

Aprendí a echar humo cuando nadie me ve, pero mi rugido saldrá de mi impoluto el día que nazca una nueva yo. Y no seré pájaro ni fénix, no seré otra más que yo misma. 

Seré piedra, a veces, y volveré a ser lava también, que corre y recorre, y quema, pero ya o tiene miedo de quemar. 



 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sol-a

Los arboles. Corro entre ellos sin notarlos. Hago recolección del sueño de la noche. Escucho el tren que se aproxima y en un flashback recuerdo esa escena escabrosa del sueño en la que el tren se descarrilaba y oía la gente atrapada en los vagones descarriados gritar desde mi balcón. Qué significará? Y qué significa ver una playa sucia que con su agua de mar sucio inunda la casa donde estoy y la gente me deja sola intentando cerrar las puertas del balcón? Paro de correr y respiro, hondo, entre los arboles. Trato de buscar el rayo de sol que suele acompañar mis meditaciones en el parque pero hoy no hay ni una gota. Las nubes grises presagian un día gris, como los sueños, también. Me agacho a pensar, a encontrar mi posición perfecta para meditar. Cierro los ojos y la imagen movediza que se produce me hace verlos, por fin. Los arboles.  Chakra raíz, pienso: "Conéctate a este suelo infinito y pregúntale a los arboles qué verdad me traen hoy".  De inmediato lo que llega a mi cabez...

Me fui para volver

Me fui... pensando que nunca volvería, pero al mismo tiempo pensando en que precisamente por pensar así, volvería, y así fue. Tenía 21 años cuando decidí irme a vivir a Múnich, Alemania como Au Pair. Llevaba años queriendo hacerlo pero mis planes allá no eran muy claros, inicialmente quise viajar por el mundo aprendiendo idiomas y cuidando niños, lo cual en  su momento de verdad me gustaba mucho, pero en mi imaginario de lo que tenía que hacer para lograr alcanzar eso, pensaba que necesitaba antes que nada: mucho dinero. Me concentré en trabajar y ahorrar para poder pagar una agencia que me guiara en el proceso y me contactara con quienes serían me familia de acogida. Hacer eso me tomó más tiempo del que esperaba y cuando por fin logré pagar una agencia, me estafaron; pagué al rededor de 1200 dólares para hacer todo el proceso, el cual incluía cursos de alemán básico para pasar el examen que se necesita para la visa, todo para que después de 6 meses dijeran que mi contrato se hab...

Hoy

Cierro los ojos y recuerdo a esa yo de hace unos años. La de los atardeceres inciertos. La de la nostalgia lunática, las farras mareadas y los días eternamente cortos e invariables. La del dolor escondido y la ira disfrazada de alegría. Sólo vivía, sólo sentía, sólo veía y veía y caminaba sin saber a donde ir. Eternamente insatisfecha, como las memorias del olvido, y todo lo que no te va a gustar. Ya no soy muchas cosas que fui, pero sigo siendo yo. Ya no me queda la ropa de la niña, ya no me queda el miedo. Hoy no me quedan muchas personas, tampoco, ni muchos sentimientos sobre lo que era existir, o amar, o ser feliz. Definitivamente soy y vine a ser feliz.  Agradezco por todo lo que ha pasado por mis manos y mis pensamientos, prometo siempre haber hecho lo mejor que pude con lo que tuve, y lo dejo ir también, en libertad y en honor a todo lo que se me dio. Gracias por ellas, por ellos, por todos los soles y todas las lunas y todo lo que fue y lo que no pudo ser. Gracias por traer...