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Para recordar

"Whatever choice you make, your life will grow around it. No choice will be better than the other, it will simply expand you towards a different side of you". 

Hay una parte de ti que por mucho tiempo ha querido crear la familia que no tuvo. Ahora la tienes, la amas, volvió a ti. La muerte de los abuelitos no nos acabó, en todo caso nos acercó. Nos volvió frágiles y vulnerables en sincronía, y eso nos acercó profundamente a esa niñez álgida de no saber quiénes somos sin ellos, y esperar a que ellos nos digan quiénes somos con cada palabra, acto y emoción que nos vendrían a enseñar. 

Hay otra parte de ti que se desarraigó de todo. Que se convenció de que sola era el camino "correcto", o el camino forzoso que aceptabas porque no había de otra mas que hacerle buena cara al mal tiempo. Con el tiempo te acostumbraste y te creíste tan bien el papel de no necesitar a nadie, que ya no necesitaste a nadie, o eso creíste. Porque no dependías económicamente, porque no vivías con tu mamá, ni con tus abuelos. Estabas haciendo tu vida y ya. Tu vida, tuya, de ti. 

A pesar de creer que tu vida solo era para ti, en realidad la vivías constantemente para otros. Para las ideas del amor, para las ideas de la pareja, o las del individuo, o las de ser una mamá. 

En qué estás Cami?

No sé, pero me gusta no saber. Me gusta no tener claro qué quiero en este momento de mi vida, porque pocas veces se ha sentido genuino esto de decidir. Genuino y libre. Escogí una carrera por accidente, y es de las pocas cosas que me han gustado en todo sentido porque me atraviesan, en todo sentido. Me ha gustado volver a ser crespa porque me recuerda que fui una niña, y que la sigo siendo, ella. Me gusta elegir mi ropa y sus colores y patrones porque me hace sentir libre yo, yo. 

Nunca supe si Lisboa fue un presagio, un mandato, una decisión, o un escape, o todas a la vez. 

Lo cierto es que el tiempo pasa, y esta decisión parece seguir en pañales. Cuando estoy acá estoy feliz, cuando vuelvo a mi casa también lo soy. Acá es allá y allá es acá. Y tanto como soy un espíritu que ruega busca y añora libertad profunda, soy un cuerpo que extraña lo conocido, lo amable del pasado, lo amoroso del presente más cercano que he logrado vivir que me ha devuelto la sensación de pertenecer a un lugar, unas personas y una casa. Ahora que me fui de mi casa, quise volver a ella. Ahora que hice otra casa, quise dejarla. Cuando la rareza se haya hecho familiar, la familiaridad se sentirá extraña, ajena. Para qué conocerlo todo, entender el contexto, los signos, si saberlos implica saber lo que está mal. Aquí vivo un mundo de interrogantes gigantes, constantes. Barullos inaudibles que aunque audibles no logro comprender. Acá hablan más bajito y por ende escucho menos, y sé menos, y saber menos me permite tener espacio en la memoria RAM para no tener que pensar en que hay historias que me emocionan, otras que me indignan, otras que me entristecen, y en general, pensar, para no tener que pensar. 

Me imagino volviendo a una oficina en Colombia y me imagino infeliz, fracasada, arrepentida. 

Me imagino postrada a la silla rechinante de la oficina que hice de mi cuarto, junto a mi cama en Portugal, y me imagino infeliz, fracasada, pero no arrepentida. 

Cada cosa que haga va a llevar a un destino diferente. Ningún destino es más grande o mejor que el otro, pero hoy se siente difícil no romantizar el lugar donde no estoy, y no dudar del lugar que escogí, tanto como siempre dudé de mi para tener relaciones amorosas, añoro y recibo la idea del amor como una ola gigante de aire que me absorbe y me lleva irremediable por un camino que aunque nuevo cada vez, es el correcto, o el que la gente dice que es correcto, es el que ya está marcado, tapizado, entablado, esmaltado. 

Últimamente al menos ya no le tengo miedo a asumir que puede que me quede sola y que aún así seré feliz. Últimamente existe la posibilidad de que Lisboa haya sido el camino correcto, a pesar de no haber estado marcado en mi mapa o en mi constelación. Últimamente es probable que hasta ahora esté reconociendo lo que esa yo que se fue de su casa realmente quería: correr, correr, correr, ser feliz, encontrarse, ser amor, ser guía, ser guiada, ser amada, tener menos miedo, tener más certezas, tener más fuerza, tener amigos de verdad y no por complacencia, tener más hechos y menos ideas, vivir, cagarla, cansarse, reír, pedir perdón, perdonar, cortar, dejar ir, sanar, entender, aprovechar, querer, buscar, conocer, honrarse, honrar, agradecer, exigir, terminar, ser la buena de su historia y la mala de otras, ser ella, para ella, por ella, sin excusas, sin permiso, sin pensar tanto.

Te quiero, sin importar lo que escojas, y vas a vivir una vida llena de todo, en unos lugares más de una cosa que de otra, pero vas a ser feliz donde sea, y vas a ser importante porque ya eres importante, para los que fueron, los que siguen y los que vendrán, fuiste, eres y serás.


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