El 13 de mayo la Virgen María, bajó de los cielos a... no recuerdo como sigue la canción.
También cumple años mi tía Ximena.
También es un mes exacto después de mi cumpleaños.
También fue el día que me di cuenta que el número de teléfono de mi abuelita ya había sido asignado a alguien más. El tiempo pasó, se fue sin ella, y ahora sus cosas no representan una única cosa. Su número, ya no es su nombre. Mi mensaje tardío y olvidadizo del día de las madres lo recibe alguien que no es ella al otro lado de una pantalla y los dos chulitos indican que le llegó, y lo leyó, y que mi amor, aunque sé que lo conoce, ya no llega allí.
La persona dice que estoy equivocada de número, y yo le digo que no lo estoy. Que el que ahora es su número era de mi abuela, que por favor me bloquee para que no le lleguen los mensajes, porque yo quiero seguir escribiéndole.
Un día después estoy escribiendo lo que siento, porque ayer también fue el día en que la imagen de mis amigos se rompió, un poco más que los días anteriores, y la ira y el dolor de eso me consumió más que darme cuenta de lo grave que era entender de una forma nueva que ya no estás, y cuánta falta me haces.
Estoy aquí, y lloro, porque ahora la tristeza prevalece. Y te extraño, más de lo que odio a mis amigos. Y quiero amar como enseñaste a amar, más de lo que quiero odiar a mis amigos.
Me haces muchísima falta Fifí, Gladys Inés María de los Ángeles, Fifí, la corredora. Te extraño como nunca me imaginé que se podía llegar a extrañar a alguien, de tantas formas, en tantos momentos.
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