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Sol-a

Los arboles.

Corro entre ellos sin notarlos. Hago recolección del sueño de la noche. Escucho el tren que se aproxima y en un flashback recuerdo esa escena escabrosa del sueño en la que el tren se descarrilaba y oía la gente atrapada en los vagones descarriados gritar desde mi balcón. Qué significará? Y qué significa ver una playa sucia que con su agua de mar sucio inunda la casa donde estoy y la gente me deja sola intentando cerrar las puertas del balcón?

Paro de correr y respiro, hondo, entre los arboles. Trato de buscar el rayo de sol que suele acompañar mis meditaciones en el parque pero hoy no hay ni una gota. Las nubes grises presagian un día gris, como los sueños, también.

Me agacho a pensar, a encontrar mi posición perfecta para meditar. Cierro los ojos y la imagen movediza que se produce me hace verlos, por fin. Los arboles. 

Chakra raíz, pienso: "Conéctate a este suelo infinito y pregúntale a los arboles qué verdad me traen hoy". 

De inmediato lo que llega a mi cabeza es la verdadera duda de ayer, de la noche, de estos días. Tu misma duda. ¿Qué le voy a decir? y ¿Por qué dolió tanto?

Llega a mi cabeza la imagen de mi yo del pasado, a la que abrazaba anoche diciéndole que al final siempre nos tendríamos la una a la otra. Ella llega y de repente recuerdo todo lo que sentía por ti. La fragilidad y la fuerza al mismo tiempo, la premisa suprema de haber decidido que mi destino para muchas cosas era estar sola, que debía hacer mi vida sin mi familia, más que todo sin mi mamá, y que tal vez algún día lograría tener y hacer por mi misma lo que por mucho tiempo sentí que no tuve. Que tal vez sí y tal vez no, alguien llegaría a acompañarme para hacer eso juntos. Tal vez sí y tal vez no, ese alguien tendría heridas parecidas a las mías, y por tanto entenderíamos muy bien el deseo de hacerlo mejor, y el deseo profundo de querer amar y ser amados, en paz. 

Tú llegaste a mi vida justo allí. 

Tu imagen me dio esperanza, ilusión, alegría. Tal vez no estaba hecha para estar sola. Tal vez tú me acompañarías aquí y tal vez por el resto de la vida. 

Tal vez sí tenía razón y tú sentías lo mismo, tal vez no. 

La historia no fue lo que esperábamos; fue lo que ya sabemos.  

Dolió mucho porque tenía muchas ideas, demasiadas ideas y pocos hechos, espacio y tiempo. Dolió inmensamente porque veía el destino en binarios, todo o nada, sola o acompañada, triste o feliz. 

Todo, conmigo, feliz, sin ti. Eso no llegó sin antes ser nada, contigo, triste, sin ti. 

Al final no ha habido final que cierre completamente la ilusión o la esperanza, tal vez mientras haya vida, ellas también vivan con nosotros. 

El querer cuidarte y que me cuides, y crecer juntos, sigue siendo mi premisa, contigo, con todos. 

El destino podrá ser binario pero las palabras cambian de significado con el tiempo. 

Contigo y Sol-a. 

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