Ir al contenido principal

Me distraigo

Me distraigo del dolor.

Me distraigo del dolor, de las cosas que hay que hacer.

Me distraigo de pensarte, de pensar en ti.

En lo que no hice, lo que no dije, lo que no cambié, lo que no alcancé.


Me distraigo de la culpa, del arrepentimiento.

Me distraigo acá, de la distracción.


Quisiera que cada recuerdo fuera uno feliz. 

Pero a veces me distraigo sufriendo, pensando en tus ultimos momentos. En nuestros últimos momentos. En lo que te dije, en lo que sentí, en lo que pasó, en lo que vi, en lo que toqué, en lo que escuché y lo que me faltó escuchar de ti. 

Me distraigo de entrar en el dolor porque me da miedo no poder salir.

Me convenzo de la tranquilidad, de la belleza, de la paz que dejaste. Me convenzo de que estoy bien, de que estás bien. 

De la alegría completa, no sé si me distraigo también o si de verdad estoy triste o deprimida. Algo no hace click del todo, no estoy bien del todo, no siento del todo, no respiro hondo, no escucho bien. 

Te extraño, te extraño mucho. 

Decirlo, pensarlo, me ahoga en lágrimas pero termina haciéndome cuestionar si esto es lo que tú querrías para mi, y luego convenciéndome de que no es así. 

Te busco respuestas en cada pequeña cosa. Mi mamá cree que le dices todo lo que va a pasar, mi tía que estás en todas partes, que eres una mota o una nota musical. 

Yo creía que te escuchaba, y ahora no te oigo por ningún lado. Nata de pronto te sueña, o en sueños o en pesadillas. 

Yo anhelo encontrar en los ojos de mi sangre algún día tu mirada, aunque justo hoy me encontrara en contradicción pensando que si hubiera un cielo, y que si yo me muero y voy al cielo, ojalá tú me estés esperando con los brazos abiertos, para que mi muerte sea rápida e indolora, porque sé que correría a abrazarte. Me vi acostada con las mismas expresiones de tu cara, envejecida, ida, rodeada de una gente que amo, diciendo que estoy viendo a mi abuelita, así como tú nos dijiste en tus últimos días. 

Sueño con que seas, o sigas siendo mi guía, por el resto de la vida. 

Ruego porque una partecita de ti se quede indeleble en mi memoria, y escribo para no olvidar, porque me aterra pensar que con los días te voy a olvidar. Que con los cambios de espacio te voy a recordar cada vez menos y que habrá algún día que no conmemore el día de tu muerte. 

Me aterra no haber aprendido nada de esto, de perderte. Me duele en el alma no haberte dado más, de todo, de mi, de mi tiempo, de mi amor, de mi espacio. Me carcome haber estado a tu lado sin estar contigo. Haberte mirado a los ojos sin preguntarme que pensabas, qué sentías, sin preguntarte nada. Me duele no haberte conocido más, no haber querido saber más, no haberte buscado más veces aún por encima del miedo de saber que algún día no estarías. 

Cuando muera, quiero volver a tí. Mientras viva, quiero verte en cada cosa hermosa que encuentre y contártela como si estuviéramos hablando por teléfono. Quiero hablarte de todo lo que me pasa y recibir tus consejos, y agradecerte. 

Quiero agradecerte por todas las cosas que hiciste por mi, por todo tu amor, tu paciencia, tu generosidad, tu ternura, tu fuerza, tu sabiduría, tu calor. 

Fuiste luz, fuiste aire, fuiste hogar. Eres en quién pienso cuando quiero volver. 

Eres mi lugar, eras mi lugar. 

"Te amo con todo mi ser. Gracias por todo!"

"Vuela alto, vuela profundo, vuela siempre"

"Pajarito blanco, quédate una noche más"

"Tú crees que yo te hago feliz, pero eres tú la que me hace feliz a mi"

"El corazón que ama, siempre será joven"

"No Tita, no es mucho trabajo cuidarte, a mi me encanta pasar tiempo contigo"

"Ya va a pasar Tita, ya va a pasar"

"Allá es completo, lleno de luz, inmenso, perfecto. No tienes que preocuparte de nada"

"Me hiciste inmensamente feliz. Perdóname por todas las cosas malas que te hice. Lo hiciste perfecto, excelente. Sin saberlo, sin intentarlo, fuiste la mejor"

"Eres todo lo que jamás podría querer ser"

"Amar, como tú nos amaste"

"Nosotros te adoramos" -Yo a ustedes Tita, los quiero muchísimo!


Comentarios

Entradas populares de este blog

Me fui para volver

Me fui... pensando que nunca volvería, pero al mismo tiempo pensando en que precisamente por pensar así, volvería, y así fue. Tenía 21 años cuando decidí irme a vivir a Múnich, Alemania como Au Pair. Llevaba años queriendo hacerlo pero mis planes allá no eran muy claros, inicialmente quise viajar por el mundo aprendiendo idiomas y cuidando niños, lo cual en  su momento de verdad me gustaba mucho, pero en mi imaginario de lo que tenía que hacer para lograr alcanzar eso, pensaba que necesitaba antes que nada: mucho dinero. Me concentré en trabajar y ahorrar para poder pagar una agencia que me guiara en el proceso y me contactara con quienes serían me familia de acogida. Hacer eso me tomó más tiempo del que esperaba y cuando por fin logré pagar una agencia, me estafaron; pagué al rededor de 1200 dólares para hacer todo el proceso, el cual incluía cursos de alemán básico para pasar el examen que se necesita para la visa, todo para que después de 6 meses dijeran que mi contrato se hab...

Los otros

Iba de camino para el centro. Por primera vez en cinco meses me acercaba a aquella zona ajena a mi comodidad que he de decir que no es mi zona, nunca lo ha sido. No he tenido que estudiar por allí, ni hacer vueltas por ahí, y tal vez la única cosa que me ha traído gustosa a visitarla, es ir a la cinemateca a ver películas; a veces sola, a veces acompañada, pero siempre con un pedazo de vacío en el estómago después de terminar la realidad corta que he acabado de vivir... el mundo que nunca fue. Mis amigas y mi hermana estudiaban allá, inclusive cuando era mi cumpleaños me iba allí a verlas celebrarme... siempre incómoda, siempre intranquila. El centro es un lugar mágico para muchas personas, y yo no lo puedo negar, pero su magia surte los efectos de una magia más bien negra sobre mi. Los pasados que solo recuerdan los lugares, las pisadas eternas que invocan el hedor de la muerte, que muestran en la belleza de las casas que así como todo empezó algún día en algún chorro de Quevedo, así ...

Venceremos

Me siento inmune, lo soy. Al virus, al sufrimiento, al paro.  No paro de pensar en él. Es tal vez de las pocas cosas para las que no estoy dormida, inocua, débil.  Me sobran las ganas de estar con él, de saber de él, de verlo bien. Feliz, chistoso, seguro, él. Él, que a 5 horas de conocernos me dijo que no sabía porqué, pero de repente quería verme mucho, y tal vez que ya nunca me fuera de su lado. Él que aún cuando intento escribir con ira sobre todas las otras cosas que suceden además de él, siempre es la primera o la última frase, cualquiera de las dos de vital importancia. Me siento dormida, llevada, traída.  Hoy estaba en la marcha feminista. Una niña de 17 años se suicidó luego de haber sido violada por 4 policías en una estación. Ni siquiera eso me duele. No me duele porque sé que seguramente eso fue lo mejor que pudo hacer. Porque sé que estar allí es vivir una película de terror eterna. Nunca se borra. A veces la pasas más rápido, a veces más lento. A veces duele...