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La ciudad de la furia

Te añoraba, te sentía en cada palabra que decía. Tu nostalgia, tu mugre, tu oscuridad. Eres un domingo de lluvia a las 8pm en Chapinero o en el centro. La capa de polvo acumulada en tus vertientes se mezcla con el agua ácida y crea un barrizal entre las calles y las alcantarillas. 

Lo pienso. Por qué me siento así? Tal vez nunca pertenecí aquí. Desde muy pequeña quise vivir en otro lugar que no fuera aquí, ni Colombia, no sé cuál pero no aquí. 

Añoraba comer todo lo que comía, y de repente todo está salado, o incipido o muy caro. Exagero, sé que exagero. La primera vez que me fui y que volví me llené de tu sombra y la convertí en luz. Cambié. Busqué ayuda. Me enfrenté a la furia que me tenía guardada pero que reconocía como la responsable de haberme mantenido con vida, todo ese tiempo. Fue mucho más el tiempo que duré cansada en este lugar, que el que me tomó irme, y poco a poco llevarme lejos de aquí, sin saber a dónde, ni cómo, ni cuándo, pero lejos. 

Maria me preguntó a donde llevaría a esa niña triste y asustadiza. La llevé a un lugar donde pudiera olvidar. Le conseguí personas que ahora mismo se sienten eternas en mi vida, aunque sepa que no lo son. Juanita iba a ser eterna en mi vida, y no lo fue. Por qué nada es para siempre?

Recuerdo haber dicho antes que no creía en el para siempre, pero es mentira, es lo que más añoro. Lo que pasa es que buena parte de mi vida estuvo llena de nunca. Nunca se quedaron, nunca me escucharon, nunca me esperaron. Y eso también es mentira. Es la voz de mi yo que sufrió y se enterró en su sufrimiento, pero siempre con furia, de que nada fuera siempre. 

Siento haber cambiado tanto que ya no recuerdo cómo pude pasar tanto tiempo aquí. Amar, ser amada, odiar, ser odiada. Los sentimientos se sienten pesados y la humedad de las paredes me encoge en rollito y me trae de vuelta a la niña. Estar acá ahora mismo se siente como ser una niña. Volví a ser hija, hermana, amiga. Extrañé tanto la sensación de tener a alguien que supiera exactamente lo que quiero, y ahora lo desprecio. Ya se lo dí a alguien más, y me aterra pensar que si se lo doy todo a él, como nada es para siempre entonces cuando sea nunca, ya nunca seré querida más, porque ya me fui, y ni la furia me quiere traer de vuelta. 

Y si yo soy para siempre? -No, nada es para siempre. 

Estar acá se siente como un suicidio. Para qué quieres volver al lugar donde tanto lloraste? -No exageres. No veo la belleza, dónde está la belleza? Dónde están las lágrimas de emoción? Dónde esta la felicidad que también tuviste aquí? Es imposible que se haya ido para siempre. 

Solo llevo aquí 5 días y de repente ya no puedo recordar quién fui en el último año. Furiosa. Así fui. Me agarré a las patadas con el pasado y decidí dejar atrás todo lo que había sido. Pero, nada es para siempre. Volví y ella volvió conmigo.

La insegura, la ansiosa, la débil, la enfermiza. Es como si esta tierra no supiera tocar mi música, solo hace rechinar mis cuerdas. Me indispone, me incomoda, me pesa. Me duele.

Falta tiempo aún. Ojalá Adán aún se acuerde de quien era para que me lo diga cuando vuelva. Yo tal vez tengo es miedo de que ya no sepa cómo regresar.


Melancolía de una niña escondida al volver a su país.

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