Ir al contenido principal

Saudade

 Casi te moriste.

Casi te moriste y casi me matas.

Mirar atrás no es una opcion. Ya no.

Algo se desprendió y tanto la idea de dejarte ir como de dejarme quedarme se acomodan en mi psique. De repente los sueños suceden acá, en estas calles, con esta música, con el sol interminable. Si fuera el diablo quien tentara mi futuro entre mis sueños, sabe exactamente lo que quiero. Sol. El futuro es amarillo. Me veo y aún entre situaciones confusas o partes extrañas la luz me envuelve, y eso significa que todo va a estar bien. 

Mirar atrás ya no es una opción. El cuello no me da, los recuerdos se han ido asentado. Y es que sí, amo, extraño. A mi mamá, a mi hermana, a Isis, a Sergi, a Mari, a mi Tita, a mi Goyito, y a mis gatos. Nada más. 

No extraño la amenaza constante de encontrarme con Juanita e Isabela, o con Miguel, o con Clemencia. No extraño el polvo, el ruido, la calle. No extraño lo irrisorio de tantos personajes. No extraño la pobreza, la indignidad, la indignación, la angustia, el miedo, las tardes de domingo melancólico. Los domingos aquí se han sentido como Sábados, como viernes, como todos los días, como un día cualquiera, como tal vez los domingos siempre han debido ser, pero yo no lo sabía.


Ha llegado el momento y yo no sé. Si quedarme es escaparme de la realidad, o si es que esta es la realidad. Y si lo quiero? Si quiero cambiar? Si ya no soy la misma? Si la niña, adolescente, joven adulta quería una cosa pero ahora quiere otra? Razones siempre habrá, motivos siempre encuentro. Autoindulgente, autopermisiva, autoreprimida. Hipócrita. Das tanto en tu cabeza pero no da nada.

Deja de decirle que lo quieres. Deja de pensar en que deberías pensarlo. 

Es que no tengo cabeza para eso, la energía no me da. Sentir todo esto, pensar todo esto requiere tanto de mi ki, de mi ku, de los ríos de energía que derramo cuando entras en mi. Necesito entrar en mi, refugiarme, agradarme, encontrarme. No sé si esto es un sueño o si es todo lo que había soñado: Irme, perderme, aislarme, nadar sin conocerme, sin nombre, sin rumbo. No ser nadie para nadie y entonces no ser. 

La piel se me quiebra, el hígado me carcome, la sed me pide agua y yo le doy cerveza, o sidra, o vino. Para que se calle porque no le quiero escuchar, no quiero llorar lo que hay que llorar, ni sacar lo que hay que sacar; quiero que se duerma y entonces lo emborracho, y le miento, y le digo que es que así se sentirá mejor. Mientras tanto mi cerebro se enlentece hasta para hablar, me pierdo, no encuentro las palabras, yo no soy esto. Una vaca, la numerología, las señales, los sueños, la intuición, Maria. 

Ojalá ella me ayude a organizar este manojo de enredadas. Ojalá me ayude yo también. Ojalá no duela tanto... escribir ya sirve harto. 

No sé si quedarme o irme, o ser fado, saúdade, "verdes anos", una eterna sensación de nostalgia por lo que fue, por lo que pudo ser, y por lo que será. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Me fui para volver

Me fui... pensando que nunca volvería, pero al mismo tiempo pensando en que precisamente por pensar así, volvería, y así fue. Tenía 21 años cuando decidí irme a vivir a Múnich, Alemania como Au Pair. Llevaba años queriendo hacerlo pero mis planes allá no eran muy claros, inicialmente quise viajar por el mundo aprendiendo idiomas y cuidando niños, lo cual en  su momento de verdad me gustaba mucho, pero en mi imaginario de lo que tenía que hacer para lograr alcanzar eso, pensaba que necesitaba antes que nada: mucho dinero. Me concentré en trabajar y ahorrar para poder pagar una agencia que me guiara en el proceso y me contactara con quienes serían me familia de acogida. Hacer eso me tomó más tiempo del que esperaba y cuando por fin logré pagar una agencia, me estafaron; pagué al rededor de 1200 dólares para hacer todo el proceso, el cual incluía cursos de alemán básico para pasar el examen que se necesita para la visa, todo para que después de 6 meses dijeran que mi contrato se hab...

Los otros

Iba de camino para el centro. Por primera vez en cinco meses me acercaba a aquella zona ajena a mi comodidad que he de decir que no es mi zona, nunca lo ha sido. No he tenido que estudiar por allí, ni hacer vueltas por ahí, y tal vez la única cosa que me ha traído gustosa a visitarla, es ir a la cinemateca a ver películas; a veces sola, a veces acompañada, pero siempre con un pedazo de vacío en el estómago después de terminar la realidad corta que he acabado de vivir... el mundo que nunca fue. Mis amigas y mi hermana estudiaban allá, inclusive cuando era mi cumpleaños me iba allí a verlas celebrarme... siempre incómoda, siempre intranquila. El centro es un lugar mágico para muchas personas, y yo no lo puedo negar, pero su magia surte los efectos de una magia más bien negra sobre mi. Los pasados que solo recuerdan los lugares, las pisadas eternas que invocan el hedor de la muerte, que muestran en la belleza de las casas que así como todo empezó algún día en algún chorro de Quevedo, así ...

Venceremos

Me siento inmune, lo soy. Al virus, al sufrimiento, al paro.  No paro de pensar en él. Es tal vez de las pocas cosas para las que no estoy dormida, inocua, débil.  Me sobran las ganas de estar con él, de saber de él, de verlo bien. Feliz, chistoso, seguro, él. Él, que a 5 horas de conocernos me dijo que no sabía porqué, pero de repente quería verme mucho, y tal vez que ya nunca me fuera de su lado. Él que aún cuando intento escribir con ira sobre todas las otras cosas que suceden además de él, siempre es la primera o la última frase, cualquiera de las dos de vital importancia. Me siento dormida, llevada, traída.  Hoy estaba en la marcha feminista. Una niña de 17 años se suicidó luego de haber sido violada por 4 policías en una estación. Ni siquiera eso me duele. No me duele porque sé que seguramente eso fue lo mejor que pudo hacer. Porque sé que estar allí es vivir una película de terror eterna. Nunca se borra. A veces la pasas más rápido, a veces más lento. A veces duele...