Ir al contenido principal

Ahora es cuando

Esto es una oda entremezclada de ti y de mi. 

Te encanta la primavera, y yo nací en ella. 

Escucho esa canción, "Del tiempo perdido" y más bien me encuentro, te encuentro. Ahí, en ese instante eterno que me conmueve hasta las lágrimas. Me miro y no puedo creer que estoy viva, aquí, contigo, con Robe cantandome al oído las canciones que han acompañado mi tristeza, mi amor, mi nostalgia, mi ira. Aquí estamos y yo siento que me voy a rebentar de alegría. Ya lo dijiste, no sabes todo lo que antecedió lo que siento, y por qué es tanto, sólo yo lo sé. Y es eso, después de tanto tanto, me traje a un lugar seguro donde los domingos no se sienten como un lastre indicador de que la vida sigue, vuelve y empieza, cada semana, cada día, en ese lugar donde muchos sobrevivimos a punta de sueños. 

Éste era mi sueño, ésta era mi única meta. Sobrevivir, lo suficiente, como para empezar a vivir. 

Robe canta mientras el violín estremece mi piel "Para estar contigo las horas, para estar contigo despierto, para hacerle al mundo mejoras, y para volar necesito tiempo, únicamente tiempo. Para ver crecer amapolas, para estar contigo en las nubes, para celebrar el momento y para ser mejor, necesito tiempo, únicamente tiempo. Andar lo que es andar, anduve, encima siempre de las nubes, saltando sobre el fuego de una hoguera de una noche de San Juan, y otra primavera, que ha tenido que marchar". Y es la descripción perfecta de eso que digo, todo es cuestión de tiempo, solo necesitaba tiempo para llegar aquí. 

Te miro mientras él canta y me vuelvo a sentir afortunada, de todo, por todo. De haberte conocido en este momento de mi vida, de que tú seas tú y de que yo sea yo. De los problemas, de lo que aprendimos, de lo que viene para cada uno juntos y aparte. Te miro y se me revuelve el corazón y el estómago, mi piel se eriza, mis ojos lloran. Robe acompasa uno de los momentos más perfectos de mi vida y yo estoy aquí, presente. Quién sabe cuántos momentos así habré dejado escapar, pero hoy estoy aquí, ya llegué, y aunque hace mucho le declaré la guerra al "siempre", entiendo cuando Robe dice "Del tiempo perdido, en causas perdidas, nunca nunca me he arrepentido, ni estando, vencido, cansado, prohibido. Si me caigo y no me levanto, si lo olvido recuerdame, que yo soy un poeta y mi vida una letra que escribo en hojas en blanco. Si olvidara decir, que depende de mi, que un rojo atardecer, que aún esta sin pintar, se mirara y feliz, se pudiera marchar". Y entonces recuerdo, que todo lo que hubo antes para llegar aquí y a tí, era necesario. Que ahora que estamos, estoy y estás, es para siempre, esta vida es para siempre, este recuerdo será para siempre, tú y yo seremos para siempre, "Si te vas", si te quedas, si me voy, si me quedo, seremos para siempre ese día perfecto de calor, música, nostalgia y amor, y qué más puedo pedir. 

"El tiempo perdido" es únicamente del que nos arrepentimos, y yo no me arrepiento de nada de lo que hice para estar aquí. Ardo, ardo por dentro mientras vuelo en este momento que me quema hasta los huesos el sentido de todo, porque sólo puede ser este. Porque "Ahora es cuando", porque "Que importa el ayer, si he vuelto a nacer, anoche de madrugada, todo lo demás no es nada, todo lo demás no es nada". 

Me atravezaste, me cambiaste, me mostraste. Ya no soy quién era antes de conocerte, ya "otra primavera, se ha tenido que marchar". Yo no sé si tú sientas que has cambiado conmigo, sé que te gusta mucho la primavera, y aunque yo ya no soy la misma, sigo siendo primavera, y aunque no sabemos qué vaya a pasar de aquí a que te vayas, aquí estás, y en la imperfección de nuestra existencia, nos encontramos, y voy a estar en la forma que sea si vuelves, y cuando te vayas también, y siempre, voy a estar contigo siempre. Y conmigo también.

22 de julio de 2022. "El día que cambiaron los colores".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Venceremos

Me siento inmune, lo soy. Al virus, al sufrimiento, al paro.  No paro de pensar en él. Es tal vez de las pocas cosas para las que no estoy dormida, inocua, débil.  Me sobran las ganas de estar con él, de saber de él, de verlo bien. Feliz, chistoso, seguro, él. Él, que a 5 horas de conocernos me dijo que no sabía porqué, pero de repente quería verme mucho, y tal vez que ya nunca me fuera de su lado. Él que aún cuando intento escribir con ira sobre todas las otras cosas que suceden además de él, siempre es la primera o la última frase, cualquiera de las dos de vital importancia. Me siento dormida, llevada, traída.  Hoy estaba en la marcha feminista. Una niña de 17 años se suicidó luego de haber sido violada por 4 policías en una estación. Ni siquiera eso me duele. No me duele porque sé que seguramente eso fue lo mejor que pudo hacer. Porque sé que estar allí es vivir una película de terror eterna. Nunca se borra. A veces la pasas más rápido, a veces más lento. A veces duele mucho, a vece

Adán

 Hace rato no vengo aquí, o no lo recuerdo, como ultimamente. Cada vez que vengo hago una releída de cosas. A veces me sorprendo, a veces me decepciono. Hoy me doy cuenta que me gusta mucho escribir sobre dolor, a veces alegría o esperanza. No sé si sobre ti.  Me encanta hablar de primeras veces. Hacer las sensaciones y las emociones especiales "nunca había sentido esto". Y sí, cada una es especial a su manera, pero esta vez, muy como el objetivo de lo que vengo a decir pero con mi marca de especialidad: eres la primera vez.  Eres el principio de algo que no sé si seguirá contigo, aunque ojalá. Has sido testigo y colaborador de mi adultez. Has sido diferente, similar también. El cariño y como se siente el cariño, lo puedo recordar de otros lugares, de otras personas. El amor, así como éste que tu me has dado, también he tenido parecidos uno o dos tal vez, pero nada como el resto de ti.  Tu calma, tu paciencia, tu comprensión, tu persistencia. Nunca las había tenido antes.  Vo

Infancia

Estar con personas demasiado tiempo -sin importar la cantidad- a veces me abruma.  Mi "demasiado" a veces puede ser poco en realidad.  Me pregunto el origen de ello y recuerdo crecer en soledad, no en una mala soledad necesariamente, sino en la soledad acompañada de libros, música, lluvia, soles, muñecas y miradas al techo eternas, a veces hasta dormir. Recuerdo despertar siempre muy temprano. Temprano tipo a las 6 a.m. Nadie más estaba despierto a esa hora, sobre todo cuando estaba de vacaciones y me llevaban a pasar un tiempo con mis tíos o tías. A veces salía a la montañita de la casa a consentir a los perros o a los conejos; a veces intentaba entrarme a la casa del árbol aunque supiera que Jose la había dejado con llave; a veces tomaba algún cuento aburrido y lo leía y lo leía sin entender nada, mi mente siempre interrumpida por el hambre o por imágenes que las palabras vistas me hacían fantasear. Aprendí a hacerme el desayuno desde muy pequeña, porque ya incomodaba ir a